En estos días en mi ciudad se lleva a cabo la COP16, un evento de trascendencia global que busca replantear nuestras acciones frente a la biodiversidad y cómo podemos proteger y sanar nuestro entorno. Este evento tiene en cuenta decisiones gubernamentales y abre un espacio para incluir voces diversas: pueblos indígenas, comunidades afro, campesinos y ciudadanos de todos los sectores, quienes han sumado esfuerzos en un plan de acción que movilizó a 23.000 personas de manera incidente. Un movimiento masivo que nos recuerda que la transformación debe ser integral, desde todos los rincones de Colombia y del mundo.
Este tema me conecta profundamente con experiencias vividas en retiros de intercambio de conocimientos y crecimiento de redes de apoyo, donde he tenido la oportunidad de aprender de las comunidades afrocolombianas e indígenas de nuestra tierra. Estos encuentros me han permitido compartir conocimientos sobre practicas culturales y medicinas ancestrales, así como han servido para crear redes de apoyo basadas en el respeto por la tierra y sus recursos.
Uno de los momentos más significativos fue conocer a Tania, en la Danza de la Luna del 2021 en la Ecoaldea La Atlantida. Tania es una hermana del piedemonte amazónico en Putumayo, quien nos compartió cacao de su chagra en el Eslabón La Realidad, una tierra bendecida con diversidad, pero tambien afectada por las fumigaciones de glifosato que desde el año 2018, han vuelto a impactar sus cultivos y sus vidas.
En el Eslabón La Realidad se cultivan con amor y tradición semillas ancestrales, maíz, cacao blanco (macambo), burití, papa, y otras especies con las que Tania y su comunidad han crecido y de las cuales depende su bienestar. Lo que me conmueve es que, en medio de la plenitud de esta biodiversidad, estos mismos cultivos son vulnerados por las aspersiones aéreas con glifosato. ¿Cómo es posible que los mismos suelos que proveen cacao para nuestras ceremonias y curaciones, sean contaminados en nombre de la erradicación de cultivos ilícitos?
Esta es una realidad que se replica en muchas otras zonas del país, donde el equilibrio natural y la vida de los campesinos se ven amenazados.
Instagram Eslabon La Realidad
La COP 16 propone un Plan de Acción de Biodiversidad que proyecta cumplir metas ambiciosas de aquí al 2030. Este plan, que contempla 191 acciones estratégicas, representa un gran compromiso para Colombia: proteger nuestros ecosistemas, promover la restauración de tierras, gestionar el agua residual y aumentar la conservación de nuestros recursos naturales. Pero para que este plan no se quede en papel, es urgente que se aborden las problemáticas reales, como la guerra, el narcotráfico, con toda su complejidad. La reconversión de 3.000.000 de hectáreas y la implementación de estrategias de conservación deben ir acompañadas de una reevaluación de cómo manejamos las fumigaciones, con un enfoque que respete la vida y los medios de subsistencia de los pequeños agricultores.
Este plan tambien incluye la creación de Planes Decenales de Biodiversidad para pueblos indígenas, afrocolombianos, campesinos y otras comunidades. Estos planes podrían ser el medio para proteger lugares como el Eslabón La Realidad, pero tambien deben ser respaldados por políticas que protejan a quienes cultivan con amor y esfuerzo, sin someterlos a los efectos tóxicos de sustancias químicas que dañan tanto sus tierras, como el espíritu de sus comunidades.La COP 16 nos invita a todos a reflexionar y a comprometernos con acciones responsables. No podemos seguir disfrutando del cacao en ceremonias y círculos mientras cerramos los ojos a la contaminación que sufren aquellos que lo cultivan. Este momento histórico nos llama a ser coherentes, a demandar acciones firmes en la erradicación de prácticas destructivas y a apoyar a las comunidades que, con su sabiduría ancestral, custodian la biodiversidad de nuestro país. Que la COP16 sea un espacio de compromisos institucionales, un paso hacia la paz y sanación real de nuestras tierras y sus guardianes.
Buenas vibras siempre ☆ Mar Leunda
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